Las hojas empezaron a caer, pero el paisaje no pierde su belleza.
Al contrario, va ganando una variedad de tonos amarillos y marrones que lo vuelven una foto nueva cada día.
Las mañanas son frescas hasta la salida del sol, pero entre las 11 de la mañana y las 5 o 6 de la tarde, me animaría a decir que tenemos las temperaturas más agradables del año.
Recorrer la estancia y oír crujir las hojas bajo tus pies no tiene precio. Lo mismo que la meditación de verlas caer en el río y que las arrastre la corriente.
El otoño tiene sus grandes encantos.